Estoy en San Francisco, arrancando Bread&Sex, un proyecto de innovacion en sexualidad.
Una parte del proyecto consiste en visitar mazmorras y conocer la cultura BDSM de la ciudad. Una de las mazmorras mas conocidas (no puedo poner tildes en el tablet, sorry), Citadel, tenia este taller: Citadel
Safeword:12 step kink recovery group.
Y me fui esperando un tallercito sobre la palabra de seguridad dentro de las relaciones BDSM.
Meterme en una mazmorra, donde no conozco a nadie, siempre me da unas culebrillas al entrar.
Llego, me presento, veo como un tipo se baja de su silla de ruedas y sube un primer piso a brazo, aqui lo de las rampas en los edificios deben pensar que es cosa de pijos (!!!!!) y me dicen que mi grupo esta al fondo.
Cuando llego, todos muy serios me dicen donde debo sentarme y me incruso en un sillon que sin duda debio pasar su mejores dias hace ya un par de decadas.
Un tipo ciego y cojo, con un baston fabuloso, dice que sera el maestro de ceremonia y que tiene la sesion muy preparada.
Al comenzar recita una especie de mantra y el resto le siguen. Cuenta que vamos a compartir y que no se juzgara a nadie.
Hasta aqui, bien.
Acto seguido pregunta si hay alguien nuevo e intento esconderme detras del negro de 130 kilos que me miraba como el lobo miraba a Caperucita. Cuando vuelve a preguntar si hay visitantes ya asumo que va a por mi y espero a que otro tio levante la mano y se presente: "Hi, my name is Ben, I´m an alcoholic addict"
Eh, no puede ser, me he metido en un grupo de apoyo a adictos!
Se presenta otra chica, tambien alcoholica y me invade todo el cuerpo una sensacion de verg¨uenza gigante y como me tocaba y no me veia capaz de recorrer el salon, el vestibulo y las escaleras sin que nadie me viera, decidi decir que era alcoholica y que tenia muchas problemas.
Tan Club de la Lucha todo, tan Martha Singer. El ciego/cojo le cedio la palabra al chico de la derecha, que parecia su hermano, porque apenas veia y tambien cojeaba, que empieza a contar una cojo historia de drama personal, infancia dificil, abusos y lindezas varias, pero la situacion me parece tan hilarante que me veo cuan niña en el cole escondiendome el descojone.
Nos piden pasta para el cafe y los bollos y hacen una pausa. Yo queriendo un copazo, que no, y de cafe paso, que ya llevo tres dias sin dormir.
A pesar de querer volver al sitio, porque hacen cosas chulisimas, me fui diciendo que me iba a fumar un cigarro abajo. Al bajar me encontre al negrazo, fumando y dije que iba a por tabaco.
Hui.